La verdad es que a estas alturas uno no
sabe muy bien de qué escribir. Y no es por falta de temas, faltaría
más, sino por todo lo contrario.

Pero bueno, mientras tanto esto se va
llenando y ya casi he cumplido, que hace mucho que deje colgado el
último post. Y es que uno no puede estar en todo, aunque ya me
gustaría poner más en su sitio a quienes nos están tomando el
pelo, riéndose de todos nosotros mientras condenan a la
desesperación y en ocasiones al suicidio a más de uno. La
profesión, sin embargo, exige cautela y buen tino.
No podrán con nosotros. Estarán el
tiempo que marca la ley, pero ni un minuto más. O eso espero, porque
de tanto mirar para otra parte igual la costumbre se hace crónica y
nos quedamos atrofiados, mientras siguen sacudiendo a diestro y
siniestro.
Sus conductas son como los pellizcos de
monja, a la disimulada a veces, que casi no se notan, pero que
escuecen un rato largo, o eso cuentan.
Bueno, pues ya está.
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