Siempre están ahí, al acecho, o simplemente esperan a que les llame tu subconsciente para dejar de merodear aburridos por los recovecos de tu cerebro. Nacieron poco a poco, forjaron cada molécula de su incorpórea y metafórica presencia a golpe de experiencia, dibujaron sus contornos con las sombras de todo lo que deseas olvidar, y no puedes.
Algunos de ellos tienen el color grisáceo del polvo, de tanto arrastrar sus cadenas, otros son inmaculados y poseen unos ojos muy grandes, como si estuvieran ávidos por aprender lo que nunca se les dio oportunidad de saber, y los más tienen el color de la incandescencia, y la mera intuición de su presencia te abrasa el alma. Pululan en las noches de los desengaños, en los plenilunios del infortunio. Sus lamentos pueden incluso eclipsar los pensamientos, y muchos saben que son capaces de llorar por sí solos cuando a ti se te han agotado todas las lágrimas.
Mis fantasmas susurran soledades de hotel, sonidos que crujen sobre sus mesas, de olvidos, tristezas, de amantes que no olvidan y que con sus cantos de sirena quieren arrastrarte de nuevo sobre las costas de mares envenenados. Te proponen que allí te arroparán con sus manos, que no dejarán que te estrelles con las demás olas, pero mienten. Si cedes a su llamada te volverán a dejar sobre la arena. Será allí donde dejarán de ser fantasmas, y te convertirán en uno de ellos para así liberarse.
Sí, siempre están ahí. Y lo peor es que tú quieres pertenecer de nuevo a su estirpe, y así librarte de sus cantos de sirena y llegar, en un deseo inútil, a sus brazos anhelantes y llenos de sangre.
Son como novias despechadas ávidas de venganza, aunque si no estuvieran realmente enamoradas cederían su sitio a la muerte. Yo beso a mis fantasmas en la distancia, aunque sé que algún día me tendrán de nuevo. La noche, su cómplice, tiene la boca abierta; viene de comerse todos los miedos de la ciudad, y mientras mastica te ofrece otra oportunidad para que entres en su oscuridad, y oficies así el exorcismo de su resurrección.
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Hace 2 semanas
Me ha gustado lo de los fantasmas. Te leo a menudo y eres un gran escritor. Es cierto a mi los fantasmas me acechan siempre, pero no sé durante cuánto tiempo podré estar sin hacerles caso. Recibe todo mi cariño.
ResponderEliminarUna aspirante a fantasma.