jueves, 6 de enero de 2011

BALEARES 'ECHA HUMO' CON LA NUEVA LEY ANTITABACO

La guerra está servida. Algunos bares y establecimientos públicos de las islas comienzan a ser la diana de algunos ciudadanos que quieren defender con ahínco la nueva ley antitabaco que entró en vigor el pasado 2 de enero, que prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados. En su derecho están. Por eso, en las últimas horas, han decidido seguir el consejo de la donostiarra Leire Pajín, ministra de sanidad, quien ha animado a denunciar a todo aquél que incumpla la normativa. La sugerencia se ha traducido en estos lares, hasta el momento, en diez denuncias que han sido vertidas en la página web de Facua-Consumidores en Acción. Se espera que otras asociaciones, así como las policías locales, reciban otras quejas con el devenir del tiempo.

A pesar de que los inspectores del departamento de Salud Pública no detectaron irregularidades en la tanda de inspecciones realizadas el pasado lunes en Palma y alrededores, la situación está que arde entre detractores y simpatizantes de la directriz. A nadie le importa ya que la Federación Española de Hostelería eche chispas y que haya anunciado pérdidas del 10% en su facturación, lo que provocará a su juicio que 150.000 empleados se queden sin trabajo, ni que los responsables de los locales se quejen de su indefensión. Todo está muy claro: el responsable de las diferentes infracciones, y por consiguiente el posible sancionado será su autor material, es decir, el que fume aunque, de igual manera, los dueños y empleados de los locales no podrán permitirlo. Si lo hicieran, también serán multados. Sin contemplaciones. Toda una paradoja que molesta a propios y extraños.

Colocada nuestra nación en el espectro de los países de la Unión Europea más restrictivos con el humo, las infracciones quedan divididas en tres: leves, con multa que va de 30 hasta 600 euros; graves, con multa desde 601 euros hasta 10.000, y muy graves, desde 10.001 hasta 600.000 euros.

Cabe recordar que Irlanda fue el primer país europeo que decidió acabar con el humo en bares y restaurantes. En el Reino Unido no está permitido fumar en ningún espacio público cerrado, una medida que se puso en marcha entre marzo de 2006 y julio de 2007. Chipre se sumó a la prohibición total a principios del pasado año. En Alemania, desde 2008, fumar en lugares públicos, bares y restaurantes está penalizado, aunque los estados federados tienen potestad para contemplar variaciones.

Planeta Latino ha querido pulsar el sentir de los ciudadanos en la ciudad de Palma. Para unos, los más molestos con la normativa de marras, “esta ley es muy fuerte, y más en lo que respecta a las denuncias de los propios ciudadanos, porque entramos en una dinámica tipo nazi”; para otros “nos parece muy bien porque así no tenemos que aspirar humo y ponernos enfermos”. Los dueños de los bares, a su vez, señalan en su mayoría no sentirse nada cómodos: “Encima de la crisis que tenemos sólo nos faltaba esto. Hemos puesto los carteles de prohibición pero no podemos estar en todo. Los clientes saben que no pueden fumar, y de momento no hemos tenido problemas”.

El escenario, desde luego, ha cambiado. Encontrarse a los fumadores con cara de culpabilidad en las puertas y terrazas de los bares forma ya parte de nuestro paisaje urbano. La perspectiva se ha dibujado con trazo de decreto. El nuevo marco deja a las habitaciones de hotel, prisiones, residencias u hospitales psiquiátricos, como últimos reductos en donde podrán refugiarse -amén de en los hogares y calles- todos aquellos que un día creyeron en el famoso lema del anuncio de una conocida marca de cigarrillos: “El sabor de la aventura”. Nunca mejor dicho.

Publicado en Planeta Latino





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